7 claves para entender la esperada reunión entre Petro y Maduro / Daniella Monroy / La Silla Vacía

Daniella Monroy / La Silla Vacía.-

El pasado martes 1 de noviembre se reunieron en Caracas los mandatarios Gustavo Petro y Nicolás Maduro. Las relaciones diplomáticas entre los dos países fueron interrumpidas en 2019 y hasta ahora se empiezan a reconstruir, propósito que Petro anunció desde campaña.

Esta primera reunión presidencial es la materialización de esa reanudación de la relación bilateral.

En un comunicado de prensa difundido por la Presidencia de la República un día antes del encuentro se anunciaron tres temas a tratar: la relación bilateral, la reapertura de fronteras y el reingreso de Venezuela al Sistema Interamericano de Derechos Humanos.

Pero la reunión fue incluso más allá y cubrió temas de cooperación en seguridad, inteligencia, agroindustria, diplomacia, medio ambiente y la lucha contra el delito transnacional.

La cumbre les sigue a otras reuniones de alto nivel que Petro ha sostenido con jefes de Estado de la región como Pedro Castillo, del Perú, o con Gabriel Boric, de Chile.

El primer encuentro entre Petro y Maduro se había planteado, en primera instancia, para desarrollarse en el marco del evento de reapertura de la frontera colombo-venezolana. Por “motivos de seguridad”, a último minuto se confirmó la ausencia de Maduro en el puente internacional Simón Bolívar en Cúcuta. Petro asistió con su equipo y, por el lado venezolano, estuvieron otras figuras representativas del Gobierno como Freddy Bernal, gobernador del Táchira.

La reunión del primero de noviembre marca un hito por varias razones.

1. Es el primer encuentro presidencial en seis años

Nicolás Maduro no se reunía con un presidente colombiano desde 2016, cuando Juan Manuel Santos viajó a Puerto Ordaz para revisar temas migratorios, de seguridad, comerciales y de salud, entre otros. Y un encuentro entre Maduro e Iván Duque era impensable, sobre todo después de la ruptura de relaciones diplomáticas en 2019 y el posterior reconocimiento a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela. Esta fue la estocada final a las hostilidades que venían tomando forma desde el Gobierno Santos.

Este encuentro entre Petro y Maduro, sin duda, perfila los diálogos para la reanudación de relaciones bilaterales, intención que se expresó desde que los dos gobernantes conversaron vía telefónica una vez Petro fue electo, momento en que también acordaron normalizar la situación en la frontera.

Por otro lado, el viaje de Petro a Caracas demuestra que, por evidentes circunstancias políticas, sociales y económicas que se desprenden de la crisis que ha vivido Venezuela en los últimos años, Maduro no es visible internacionalmente hace un buen tiempo. En eso dista de su antecesor, Hugo Chávez, quien se mostraba tanto en encuentros diplomáticos en el exterior como en eventos en su propio país, en los que se mostraba muy cercano a la ciudadanía.

La agenda fue plural y compleja. Petro y Maduro enfatizaron en la hermandad entre Colombia y Venezuela y lo antinatural del distanciamiento de las épocas recientes. Esta ha sido la excusa para recomenzar la comunicación bilateral.

2. La relación comercial, empañada por la inseguridad

Uno de los temas abordados fue la relación comercial y económica entre los dos países, asunto de gran interés para ambos y que ha sido empañado por la inseguridad que azota a la frontera que fue por donde se reinició el comercio.

Dijo Petro, en la última semana de octubre en Cúcuta, que la correcta reactivación económica se ha visto torpedeada por las mafias que ocupan la frontera. Afirmó que solo ha habido intercambio equivalente a 2,5 millones de dólares en productos desde que la zona fue reabierta. Las trochas siguen abiertas y funcionarios de ambos lados cobran comisiones por el paso de productos y vehículos de carga no autorizados.

Por eso, Petro ordenó al ministro de Comercio, Industria y Turismo ─y no al ministro de Defensa, extrañamente─ cerrar las trochas que, de hecho, han existido siempre en una frontera tan extensa y porosa como la colombo-venezolana. Desde el comienzo, el Gobierno Petro expuso la reapertura fronteriza con grandilocuencia y ya se había advertido sobre lo difícil que sería recuperar todos los espacios que coparon por años los grupos armados a lado y lado de la frontera y que actúan con complicidad de las instituciones.

3. El factor Monómeros

Durante el encuentro presidencial se habló también de la cooperación entre Monómeros y Pequiven para la oferta de fertilizantes. El interés de Colombia en este tema se fundamenta en que Petro ha afirmado en el pasado que los costos de importación de ese producto agrícola han implicado la subida de los precios de los alimentos en Colombia.

Por eso, Monómeros se vincula directamente con la seguridad alimentaria y la disminución del hambre, temas cruciales para el Gobierno Petro. Para Venezuela, que Petro le haya devuelto Monómeros —empresa que el expresidente Duque le había entregado a Guaidó— ha sido una ganancia.

4. El regreso de Venezuela a la Comunidad Andina de Naciones

Petro ha promovido el regreso de Venezuela a la CAN y de eso habló con Maduro. El país vecino anunció su retiro de la CAN en 2006 cuando Hugo Chávez no estuvo de acuerdo con la celebración de Tratados de Libre Comercio (TLC) por parte de Colombia y Perú con Estados Unidos. Con la salida de Venezuela, no se logró formalizar la delimitación de la Zona de Integración Fronteriza (ZIF) colombo-venezolana, a pesar de que el proceso estaba por culminarse.

Con los distanciamientos entre Colombia y Venezuela y los aprietos diplomáticos, los dos países se han quedado sin instancias multilaterales para llegar a acuerdos en lo comercial. El regreso de Venezuela a la CAN cumpliría ese papel.

Sin embargo, no es claro bajo qué figura se daría ese reintegro. En la carta constitutiva de la CAN no se postula cuál sería el mecanismo por seguir ante un país que denunció el tratado y años después quiere regresar. Una de las alternativas podría ser que Venezuela se convierta en Miembro Asociado, condición de la que gozan Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Chile.

5. Protección al medioambiente

Petro y Maduro hablaron también sobre protección medioambiental. Es un asunto paradójico porque el chavismo y el madurismo, por varios años, han sobrepuesto la actividad productiva sobre el cuidado de áreas naturales. La exploración petrolera en Venezuela como mayor actividad económica por décadas se unió a la aprobación de actividades extractivistas en el Arco Minero del Orinoco por parte de Maduro en un decreto que la establecía como zona de desarrollo estratégico.

La no dependencia a los combustibles fósiles y la no explotación de recursos hacen parte de los pilares que Petro intenta posicionar a nivel internacional. Es hora de que la buena relación con Maduro se preste para comprometerle, verdaderamente, con la protección del medioambiente que, además, afecta directamente a Colombia, pues la Amazonía es compartida. Más, si ambos países llevan a la Cumbre Anual de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático el objetivo común de la defensa de la selva amazónica.

6. La integración latinoamericana y la protección a los derechos humanos en Venezuela

Con el acercamiento entre Colombia y Venezuela y el empujón de Petro a Maduro para regresar a los organismos multilaterales se empieza a consolidar un posible futuro bloque progresista de América Latina, muy a pesar del autoritarismo de Maduro y la violación de derechos humanos en Venezuela.

Petro, al mediar para que Venezuela se reintegre al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, órgano autónomo de la Organización de Estados Americanos (OEA), hace una jugada en dirección a reintegrar a la región, a mediar entre Maduro y los países que han decidido cerrarse ante su régimen. Fue una apuesta incluir a Luis Ernesto Vargas, embajador de Colombia ante la OEA (y excomisionado de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, también órgano de la OEA) en la delegación colombiana que viajó a Caracas.

Aunque Maduro se ha mostrado “receptivo” a la propuesta de Petro, Venezuela misma se retiró de la organización hace una década con 16 sentencias condenatorias pendientes. Al momento de su salida, debía más de 9 millones de dólares en indemnizaciones a víctimas. Además, no es secreto que, al igual que en ese momento, Estados Unidos tiene en la OEA gran poder, que fue el pretexto que usó Venezuela para salirse.

Del viraje de Venezuela a la democracia falta mucho, por lo que posiblemente Maduro tomará la oportunidad que le ha dado Petro para mantenerse vigente como un protector de los derechos humanos y legitimarse, pero no dará una respuesta afirmativa para volver.

Las implicaciones de volver al Sistema Interamericano de Derechos Humanos serían grandes para Maduro y no estará dispuesto a asumirlas teniendo en cuenta que el espíritu del Sistema Interamericano de Derechos Humanos es dotar de herramientas a los ciudadanos que han visto vulnerados sus derechos por parte de los Estados. En el país vecino hay miles de estos casos, de lo que Colombia conoce muy bien por la abundancia de solicitudes de refugio que ha recibido desde que comenzó el éxodo venezolano.

7. La migración brilló por su ausencia

Ante los medios de comunicación, Petro había mencionado antes de reunirse con Maduro que se trataría el tema de los venezolanos en Colombia y de los colombianos en Venezuela. No hubo pronunciamientos determinantes al respecto, salvo el acuerdo de designar a los funcionarios consulares de los dos países con el fin de garantizar, según Maduro, el buen trato a la población migrante.

Estando los embajadores y los cancilleres de ambos países allí presentes, se espera celeridad en la puesta en marcha de las sedes diplomáticas —al menos las de Caracas, Maracaibo y San Cristóbal en Venezuela. Del lado colombiano, deja mucho que desear el estado deplorable en que encuentra el edificio que solía ser el consulado de Venezuela en Bogotá. Allí hay gran trabajo.

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