La vacuna del covid: los migrantes son los nuevos parias / Txomin Las Heras
Las declaraciones del presidente Duque denotan, por decir lo menos, una gran falta de sensibilidad hacia un colectivo que alcanza casi el millón de personas.
Txomin Las Heras / La Silla Vacía.
Una nueva vuelta de tuerca se ha producido en el cada vez más negro panorama que enfrentan en Colombia los migrantes y desplazados venezolanos. Primero fueron las declaraciones claramente xenófobas expresadas por la alcaldesa de Bogotá y los ministros de Defensa y Justicia del gobierno nacional, en las cuales relacionaron a la población venezolana con el aumento de los índices de inseguridad en el país. Ahora tenemos que añadir las palabras del propio presidente de la República, Iván Duque, quien afirmó que la población venezolana que no tenga su situación migratoria regularizada no recibirá la vacuna contra el covid.
Las declaraciones del presidente Duque denotan, por decir lo menos, una gran falta de sensibilidad hacia un colectivo que no ha podido regularizar su situación migratoria, cercano al millón de personas según cifras de Migración Colombia. Resulta que esas personas no solo han tenido que huir de un país cuyo gobierno no les ofrece las mínimas garantías para vivir con seguridad y dignidad, sino que en la nación de acogida se les va a castigar negándoles la vacuna que los protegería de la pandemia que está asolando a Colombia y al mundo. Un portazo en la cara a cientos de miles de seres humanos que quedan como unos auténticos parias, sin que Estado alguno se apiade de ellos.
Es justo reconocer que no se trata de un asunto fácil de encarar para Colombia. Una vacunación masiva conlleva grandes costos y desafíos logísticos importantes. Pero no ha sido ese el argumento esgrimido por el Jefe de Estado, sino el riesgo de que la vacunación de los venezolanos que se encuentran en el país en situación irregular, se convierta en un efecto llamada para que otros miles de venezolanos, carentes hoy de una atención sanitaria apropiada en Venezuela, crucen la frontera en los próximos meses para ser inoculados.
Es decir, que ante la hipótesis no corroborada de que vendrán más migrantes para esos efectos, se condena a los que ya se encuentran en Colombia a que corran el riesgo de enfermarse aun sabiendo que se les puede proteger inmunizándolos.
Por lo demás, la estrategia que nos propone el presidente Duque no tiene sentido alguno desde el punto de vista de la salud pública. Es difícil imaginar que la lucha para vencer la pandemia pueda descansar en dejar sin vacuna a una parte importante de la población que vive en el territorio colombiano, aproximadamente un 2 por ciento. Muy por el contrario, ello podría constituirse en un factor de riesgo para el éxito de esta campaña epidemiológica.
Es muy probable que el fenómeno de movilidad humana proveniente de Venezuela siga creciendo. Pero ello sucederá más allá de si se vacuna o no a los desplazados venezolanos. Existen muchas y diversas condiciones objetivas en la nación vecina para que sus habitantes sigan huyendo de allí: pobreza extrema por encima del 80 por ciento, hiperinflación, deterioro de los servicios públicos, derrumbe de los sistemas de educación y salud, represión generalizada y falta de libertades.
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