En Barrancas del Orinoco la acción del crimen organizado configura un Estado paralelo / Tal Cual
Tal Cual / Sofía Nederr .-
En Barrancas del Orinoco, municipio Sotillo del estado Monagas (Venezuela), el inicio del año 2022 marcó una lamentable notoriedad impulsada por hechos de violencia que no terminan de aclararse, de manera oficial, pero sobre los cuales hay varios indicios.
Hasta el 13 de enero se produjeron tres balaceras en la zona con un saldo de, al menos, nueve fallecidos y varios heridos. Según el testimonio de habitantes de la localidad, los enfrentamientos se han dado, en su mayoría, entre la banda delictiva llamada El Sindicato de Barrancas, con predominio en el lugar desde 2016, y supuestos grupos de la guerrilla colombiana.
El 2 de enero, María Gabriela Hernández, diputada de la Asamblea Nacional (AN) de 2015 por el estado Monagas, dijo: «Desde hace un buen tiempo operan, controlando el río Orinoco y su delta, grupos armados irregulares de acento colombiano, la población no distingue si son del Ejército de Liberación Nacional (ELN) o de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Se adentran cada vez más a la dinámica de la población».
Entonces Hernández señaló que los habitantes de Barrancas del Orinoco han hecho lo que han podido para visibilizar la realidad que viven, la cual, según dijo, está signada no solo por la crisis humanitaria sino también por el control y el sometimiento de la población por grupos irregulares conocidos como «criollos».
«La violencia en Barrancas del Orinoco no es un problema político militar sino un problema gansteril, donde un grupo P quiere tener la posibilidad de sacar 500 kilos y un grupo Z, de la misma calaña, quiere que no saquen 500 kilos, sino 400. Pareciera que lo que está existiendo es un problema de carácter eminentemente cercano a que Venezuela, país o territorio, se convirtió definitivamente en zona o área de almacenamiento y de distribución de una cantidad de droga inestimable», asevera José Machillanda, coronel retirado y sociólogo militar.
Para el también investigador, pareciera que ha sido tal el grado de compra de quienes supuestamente vigilan o informan de la droga, que «se les ha otorgado una capacidad de para-Estado».
Además, la violencia exacerbada en Barrancas del Orinoco tiene como protagonista al crimen organizado, asegura Machillanda. Barrancas del Orinoco colinda con el estado Delta Amacuro y la salida del Orinoco al Atlántico y al mar Caribe.
«Es un problema que corresponde a lo que se llama el tercer Estado. Es decir, cuando no hay Estado, aparece alguien que le da la gana de distribuir cabilla o vender oro, y lo hace porque no tiene quien lo pare. Habla, además, de la enorme debilidad y de que este supuesto Estado permite, facilita o potencia que exista esta situación», expresa José Machillanda.
Barrancas descontrolada
El diputado Williams Dávila, presidente de la Comisión de Política Exterior de la AN de 2015, lamenta el estreno del año 2022 con una balacera en Barrancas del Orinoco. Pero también cuestiona el retardo por parte de los organismos del Estado para repudiar el enfrentamiento que tuvo lugar allí.
«El problema que tiene la frontera venezolana es que es un cuero seco: cuando no es Barrancas del Orinoco, es la frontera occidental, si no el tema del Arco Minero. Es decir, toda la frontera está penetrada. Allí el Estado venezolano no existe, lo que existe es un Estado irregular, los grupos irregulares, el enfrentamiento entre el ELN y las disidencias de las FARC, todo por el control de las rutas del narcotráfico», opina Dávila.
El diputado opositor agrega que «el comercio de la cocaína ha generado que Venezuela pierda soberanía porque ha sido tomada totalmente por grupos irregulares», en tanto la Fuerza Armada Nacional (FAN) reacciona tardíamente: «No actúan de inmediato para enfrentar a los grupos irregulares y tenemos 22 años con una política de complacencia, de conchupancia, donde hay negocios que se reparten entre los grupos irregulares del narcotráfico y elementos de la FAN».
De acuerdo con información recabada por la asociación civil Kape Kape, que defiende los derechos de los pueblos indígenas, los habitantes del municipio Sotillo de Monagas aseguran que la incursión con la que se estrenó el año fue ejecutada por grupos armados extranjeros, que están tras el control del territorio ejercido por la banda El Sindicato de Barrancas.
Los waraos refieren la presencia activa de hombres armados que someten y matraquean a las pequeñas embarcaciones que arriban desde el bajo Delta a Barrancas del Orinoco.
«Son los del Sindicato. Cuando llegamos al muelle, de inmediato se presentan cuatro hombres armados y hacen la requisa a la embarcación y tenemos que bajarnos con algo de lo que traemos», contaron los waraos a Kape Kape.
«Hay una pérdida evidente, demasiado evidente, del control territorial por parte de la FAN», acota Luis Barragán, diputado de Vente Venezuela y analista militar. Indica que se supone que la Fuerza Armada debe monopolizar el uso lícito de la violencia y garantizar la integridad territorial.
Afirma que en Barrancas del Orinoco, por un lado, la violencia la ejercen grupos terroristas —»en realidad corporaciones terroristas»— que obedecen y desarrollan sus intereses y, por el otro, se encuentran las importantes porciones del territorio urbano que están en manos de las bandas delincuenciales.
«Evidentemente, existe allí una crisis existencial del Estado venezolano. Cuando estos grupos ejercen violencia, no solo queda impotente el aparato burocrático militar sino también el control efectivo del territorio», insiste Barragán.
El parlamentario indica que el Estado está conformado por territorio, población y poder, lo cual se encuentra en grave peligro. Advierte que la violencia generada, en este caso en Barrancas del Orinoco, provoca desplazamientos hacia el interior del país.
«Se trata de venezolanos corridos de sus ámbitos naturales, de sus lugares de origen para salvar la vida tratando de refugiarse en otros puntos cardinales de lo que va quedando de la república», dice Barragán.
FAN y PNB escudriñan
Hasta ahora, el despliegue de seguridad en Barrancas del Orinoco incluye la militarización de la zona y la activación de un puesto de la Policía Nacional Bolivariana (PNB).
El 7 de enero, la Región Estratégica de Defensa Integral (REDI) Oriental reportó la incautación de 20.000 litros de combustible en el sector La Laguna de Barrancas del Orinoco, municipio Sotillo del estado Monagas.
Asimismo, el 13 de enero se conoció, a través de Twitter, que el comandante de la Zona Operativa de Defensa Integral (ZODI) Monagas, general de División Ernesto Edmundo Pérez Mota, en compañía del general de Brigada José Figuera Valdez, comandante de la 32 Brigada Caribe, ubicada en Maturín, y el coronel Jhonny Berroterán, director de Seguridad Ciudadana del estado Monagas, se mantenían desplegados en el Municipio Sotillo.
El objetivo es «verificar los despliegues de seguridad, puntos de atención al ciudadano, patrullaje y escudriñamiento por parte de la FAN y los Organismos de Seguridad Ciudadana (OSC) en diversos sectores para combatir los Grupos Estructurados de Delincuencia Organizada (GEDO) y garantizar así la paz y tranquilidad de las familias monaguenses».
Los habitantes de Barrancas del Orinoco han señalado que entre la población se realizan allanamientos recurrentes para dar con los «Tancol» (terroristas armados narcotraficantes colombianos), la nueva etiqueta empleada por el oficialismo para referirse a los grupos armados. Siempre desde Miraflores evaden mencionar a las FARC o al ELN.
En diciembre de 2021, durante su salutación de fin de año a la FAN, el gobernante Nicolás Maduro ordenó: «El 2022 debe ser el año en que Venezuela logre territorio cien por ciento libre de Tancol, terroristas armados narcotraficantes de Colombia».
Provea señaló, el 7 de enero, que pobladores de la zona denunciaron que luego de la zozobra vivida el 1 de enero por el enfrentamiento entre delincuentes, «ahora viven los abusos de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) y la Guardia Nacional (GN) quienes realizan allanamientos violentos, roban bienes en las casas, maltratan».
La segunda semana de enero, el jefe de la ZODI Monagas supervisó la Instalación de la Estación Policial de Barrancas del Orinoco para la cual fueron designados 40 funcionarios de la PNB. Por su parte, el 5 de enero, el director del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), Douglas Rico, visitó Barrancas del Orinoco, al tiempo que calificó como «situación irregular» lo que allí ocurre.«Vamos a revisar esas actuaciones, revisar lo que está sucediendo y reparar lo que haya que reparar para erradicar este tipo de violencia de nuestro país», aseguró Rico.
Para el coronel retirado José Machillanda, el accionar del Estado en Barrancas del Orinoco no puede calificarse de respuesta, pero sí de maniobra de distracción que, asegura, es ordenada desde Cuba. «Vamos a estar claros, aquí no hay Estado y eso es lo que ellos necesitan, lo que procuran porque no hay clase política», puntualiza.
Destaca que la orden dada para la FAN en el abordaje de la situación en Barrancas no tiene por qué ser conocida. En ese sentido, dice que lo que se requiere son operaciones de inteligencia del Estado para saber cuál es la situación a la que deben enfrentarse.
«Las operaciones que tienen que hacerse en este momento frente a hechos sorpresivos —porque no se sabe cuántos mataron en el sitio 5 o en el sitio 9— requieren de la activación de operaciones de inteligencia, que no son de chisme, son operaciones de elementos electrónicos. El problema es que el país tiene, más o menos, de 45 a 55 años de atraso en todo», argumenta Machillanda.
Explica que cuando se está frente a un problema de perturbación de la paz ciudadana, lo primero que procede es mantenerse alerta y direccionar el análisis de inteligencia electrónica para determinar las novedades.
«Eso no se hace con hombres sino con instrumentos. Hay una total ignorancia con respecto a quién es el enemigo o cuál es el problema que tenemos al no haber una identificación clara del problema. A partir de allí vienen las desvinculaciones, los caminos erráticos».
El diputado Williams Dávila coincide con Machillanda en la necesidad de desplegar un plan que se base en el trabajo de inteligencia. Califica de espasmódica la respuesta del Estado venezolano. Al mismo tiempo, indica, que no tiene capacidad porque no es un Estado democrático, «sino un grupo que se está apertrechando en el poder y quiere mantenerse en el poder y , a lo largo de 22 años, tuvieron conexiones con esos grupos por diversos motivos».