Nueve visiones sobre la migración y el trabajo decente en el Sur Global / Dejusticia

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La inclusión laboral es una de las formas más efectivas de integración: permite a las personas migrantes y refugiadas vivir en condiciones más dignas, contribuye al desarrollo social y afianza relaciones con la población local. También tiene impactos positivos en el nivel educativo, la reunificación familiar, la participación política y el acceso a un estatus migratorio regular. Sin embargo, constituye un reto importante para los países receptores, sobre todo aquellos en vías de desarrollo.

La migración tiene diversas causas; puede ser voluntaria o forzada, regular o irregular. En cualquier caso, las personas migrantes y refugiadas tienen la necesidad imperiosa de acceder a un trabajo remunerado. Trabajar no sólo permite satisfacer necesidades básicas y contar con mejores condiciones de vida, sino también contribuir a la economía y al desarrollo de la comunidad de acogida. La OIM calculó que en 2015 las personas migrantes contribuyeron con 9,4% del producto interno bruto global.

Con el fin de ofrecer una mirada interdisciplinar y de derechos humanos para abordar las complejidades del derecho al trabajo a escala internacional publicamos el libro “Migración y trabajo decente: Retos para el Sur Global”, donde se reúnen nueve capítulos escritos por dieciséis activistas, académicos, y miembros de organizaciones de la sociedad civil que abordan el reto de la inclusión laboral desde México hasta India y desde Argentina hasta Turquía.

En el libro reiteramos la urgencia de contar con políticas de regularización y de integración para la población migrante y refugiada, formuladas desde y para los países del Sur Global. Gran parte de las personas que migran desde las regiones más pobres lo hacen porque su vida está en riesgo en su país de origen. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) hay 82,4 millones de personas desplazadas forzosamente en el mundo. El 68 % de ellas vienen de cinco países, todos del Sur Global (Siria, Venezuela, Afganistán, Sudán del Sur y Birmania) y el 39% son recibidas por cinco países, cuatro de ellos también en el Sur (Turquía, Pakistán, Colombia y Uganda).

La situación de vulnerabilidad en la que se encuentran muchas personas migrantes y el contexto económico, político y cultural de los países del Sur Global, afectan de manera directa las posibilidades de encontrar un trabajo formal y en condiciones adecuadas. También se incrementan las posibilidades de ser víctimas de explotación laboral y otras violaciones a los derechos humanos. Estos riesgos aumentan en situaciones de migración irregular o en contextos de crisis como la pandemia.

Paradójicamente, las políticas migratorias que se construyen desde los Estados del Norte se concentran en el cierre de fronteras lo que impide compartir de manera equitativa las responsabilidades de atender a la población migrante y refugiada. Esta postura profundiza las desigualdades entre países del Sur y del Norte Global y agrava las condiciones de vulnerabilidad de muchas personas migrantes y refugiadas.

Como lo demuestran las distintas contribuciones de este libro, son los países del Sur quienes enfrentan los mayores desafíos para responder a la migración, lo que suma a los retos que ya enfrentan en materia laboral para sus nacionales: precariedad laboral, informalidad y grandes disparidades salariales. Avanzar en la garantía del trabajo decente para la población migrante y refugiada contribuirá a la inclusión y cohesión social, así como a la seguridad y la estabilidad de los países de acogida.

El reconocimiento del trabajo decente como un derecho humano impone condiciones claras para el crecimiento económico global que no puede construirse a costa de la explotación de las personas migrantes y refugiadas, sino que debe promover oportunidades y prosperidad para todas las personas. De ahí la importancia de fomentar discusiones, como las que propone este libro, que permitan conocer experiencias y lecciones aprendidas.

Abogar por la garantía del derecho al trabajo de las personas migrantes y refugiadas es más urgente que nunca. El derecho al trabajo es esencial para el cumplimiento de otros derechos humanos y es un elemento inherente a la dignidad humana porque forma un vínculo entre el individuo y la sociedad.

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