MIGnnovación
La oportunidad del sector privado y la sociedad civil ante el desafío migratorio en América Latina y el Caribe
Prólogo
El migrante que viajaba con una maleta de cartón es una imagen de otra época. Hoy en día su equipaje más valioso es el teléfono móvil que lleva consigo, aglutina su pasado y su presente y le ayuda para construirse su futuro. Este teléfono le permite seguir en contacto con su familia, acceder a información sobre su destino, conseguir empleo y hasta enviar remesas a su país de origen. La transformación tecnológica ha dejado atrás los barcos transatlánticos cargados de pasajeros conforme la aviación, la informática, la digitalización y las nuevas tecnologías han favorecido la globalización y la posibilidad de migrar. América Latina y el Caribe enfrenta hoy en día la mayor crisis de desplazados de su historia como consecuencia de la inestabilidad política, social y económica, la vulnerabilidad ante los desastres naturales y los impactos de la pandemia de la COVID-19.
La migración ha mostrado ser una poderosa herramienta para brindar oportunidades sin precedentes a poblaciones en situación vulnerable y a quienes creen que un mejor futuro es posible fuera de sus fronteras, pero también entraña, a corto plazo, grandes retos para los gobiernos sobre, por ejemplo, provisión de servicios públicos, mercados laborales o cargas fiscales. El complejo desafío migratorio de nuestra región no ha evitado que muchos países y sus poblaciones hayan abierto sus puertas mostrando un enorme espíritu de solidaridad con los migrantes. La respuesta ha sido admirable y, sobre todo, fundamental para intentar cambiar el destino de estas personas. Un buen ejemplo es la reciente creación en Colombia del Estatuto de Protección Temporal para Migrantes Venezolanos, que permitirá a 1.7 millones de personas regularizar su situación dentro de un periodo de 10 años y acceder a servicios urbanos y sociales, al tiempo que abre la posibilidad de obtener un autorización de trabajo que les facilite oportunidades de empleo formal. Sin embargo, aunque sabemos que el compromiso del sector público es clave, la envergadura del reto hace que no sea suficiente para superarlo. Hoy es más necesaria que nunca una participación activa del sector privado y de la sociedad civil. Juntos tenemos que adoptar una mirada innovadora y emprendedora, buscar perspectivas y soluciones diferentes que permitan transformar los retos de la migración en oportunidades de crecimiento económico y social. Debemos emplear al máximo las capacidades de todos para aprovechar la contribución de los migrantes a sus países de origen y de destino.